Nuestros amigos de AEMO nos han hecho llegar la noticia de la confirmación de las iniciativas que se están tomando para desenmascarar a los que engañan.
Consumo de la Junta de Andalucía confirma un fraude de calidad en la partida de oliva de Alcampo detectada en Linares el pasado mes de febrero
Finalmente los análisis confirman que el producto etiquetado como “Aceite de Oliva Virgen Extra” contenía mezcla de refinado y virgen, es decir, “Aceite de Oliva”. Las garrafas de 5 y 3 litros se comercializaron con la marca blanca de la cadena, Auchan.
El pasado mes de febrero informábamos en nuestro boletín (e-olivar nº78) sobre un garrafal error de etiquetado en una partida de la marca blanca de Alcampo. Decíamos entonces que la etiqueta anunciaba un “ACEITE DE OLIVA VIRGEN EXTRA” pero que lo definía tres centímetros más abajo exactamente como un aceite de oliva…, decíamos también que quedaba por ver qué tipo de aceite tenía en su interior, porque si tenía virgen extra habrían cometido un gran error de etiquetado pero si finalmente se trataba de “aceite de oliva”, sería peor, se trataría de un fraude.
Pues bien se acaba de hacer pública esta incógnita y la Dirección General de Consumo de la Junta de Andalucía confirma que el contenido es aceite de oliva refinado mezclado con aceite de oliva virgen, es decir, lo que comercialmente se conoce como “Aceite de oliva”. Estamos pues ante un fraude de calidad.
Esto, sin ser alarmante desde un punto de vista puramente sanitario, si que ha encendido las alarmas en un sector que de forma persistente “duda” de los bajísimos precios de las marcas blancas expedidas en grandes superficies.
Podríamos decir que no ha provocado, ni es bueno que lo haga, alarma social pero si debe activar y potenciar más los mecanismos de inspección sobre todo en partidas que trabajen por debajo de costes.
Tenemos que felicitar a COAG que lo denunció en primera instancia y a la DG de Consumo de la JJAA que ha realizado la inspección y analítica y ha hecho públicos los resultados.
Y ahora habrá que demostrar que el mecanismo de inspección, y amparo del consumidor, funciona con una sanción ejemplar porque, en momentos como los actuales y ante un caso como éste, el sector productor espera una auténtica lección que persuada de una vez por todas a los desalmados que abanderando el aceite de oliva como un producto único, lo utilizan con sus particulares planes lucrativos.
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